Solamente conmigo,
conmigo converso y me entiendo
me reconozco y me lloro.
Tras dos dedos de vacío,
el otro, al que añoro y espero,
al que escucho y creo.
Creo su voz, su mirada,
creo su afecto, su imagen
incorpórea y virtual...
Pero creo, lo creo, y
entonces la luz y el calor,
me confortan, me abrazan
y el otro aparece
y vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario