domingo, 28 de octubre de 2012

A Nini


Cuánto dolor, cuánta ausencia.
El cordón se va deshilachando, se va cortando…y duele, duele tanto.
Siempre ese lugar fue sagrado, mágico y hoy las hadas se fueron, se mudaron. No están.
La sangre se va licuando y a mí me crece un agujero en el alma.
59 años y muchos de ellos amando un paisaje a la distancia y añorando, deseando mantener unido el puzzle y sentirme una pieza. Quizá viví una ilusión.
Mis oídos, mis ojos, buscan señales que me pinten de nuevo esa postal. 
Hoy soy toda angustia. 
Tengo la misma sensación de soledad que tenía en la infancia, pero ahora vos no estás y te necesito.

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